viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo 1

Capítulo 1
La   villa   de   Laroiss


Era verdad que el televisor de la tienda de Barry ya había tardado mucho tiempo en repararse. Los jóvenes dejaban de ir a sentarse en la calle para alimentar sus mentes con las imágenes del aparato, casi al mismo tiempo Barry Jr. se quedaba sin clientes.
Él limpiaba su estante, donde había aparatos antiguos de todo tipo; variaban desde relojes de piso: alhajeros, calzado importado, lavadoras, candelabros, entre otras cosas. Pasaba el trapo y soplaba para secar el vidrio. El reflejo de un niño le robó la mirada y de inmediato volteo a la entrada la cual ya campaneaba con la puerta abierta; un segundo campaneo se hizo cuando la puerta se cerró.

El niño entró y caminó hasta Barry Jr. sin mirar ninguna de las reliquias expuestas en las paredes. Parecía que tenía una prisa tremenda en llegar y hacer contacto con el hombre. Éste dejo de limpiar su estante y se secó las manos con su pantalón negro de tela. El muchacho se sentó en el banco y de pequeños saltos se arrimó al hombre: sus avellanados ojos y su cabello de color castaño oscuro no podían engañar al hombre, se trataba de su cliente más recurrente: Neil Fernett.
El joven inquieto comenzó a renegar la falta del televisor en la tienda. Parecía como si el niño viniera todas las tardes para ver sus programas antes de cumplir los mandados. Al niño le costaba bastante mantenerse al nivel del mostrador para no perder visibilidad, puso sus manos sobre el vidrio, recibiendo una obvia y casi automática reprimenda de Barry Jr. sobre las políticas de la tienda, la ya clásica –no pongas las manos sobre el mostrador-.

-¿Crees que lo tendrás listo para las cuatro de esta tarde? –preguntó Neil con ansiedad.
 -No te voy a mentir niño –le dijo, se encorvó y le miró como a un amigo.- Me será muy difícil y tendría que ponerlo en “urgente” para que mis ayudantes lo atiendan lo antes posible. Normalmente tratándose de cualquiera cliente te diría que estará de tres a cuatro días…
-Pero… -interrumpió.

Barry Jr. sonrió.

-Descuida Neil, te lo tendré antes de las cuatro de la tarde.

El joven saltó de su asiento con júbilo y corrió por la tienda hasta la puerta de salida. Tras él se escuchaban las palabras de Barry Jr. despidiéndose y al mismo tiempo las tablas del suelo rechinando tras sus pies. Antes de salir Neil gritó al vendedor su pronto regreso, abrió la puerta y salió corriendo por las calles de Laroiss.

Era una villa de suelos pedregosos; casas lindas y pequeñas: amontonadas una tras otra y escondidas entre callejones a desniveles.
Neil corrió por el mercado; las tiendas de verduras y pescado ya cerraban. Los vendedores saludaban a Neil como un viejo conocido.
Uno de los vendedores rechonchos  le advirtió un lanzamiento y sobre su cabeza voló una manzana de lo más redonda y deliciosa. Neil la atrapó con una mano,  se giró por unos momentos para dar las gracias.
Por unos segundos corrió de espaldas; al darle la primera mordida a la manzana se devolvió al frente y siguió con pasos veloces hacia la carnicería de la esquina.

Al entrar se quitó los zapatos y continuo un paso lento pero firme por el establecimiento. Atravesó una sala; del perchero tomó un mandil y una gorra, al momento en que pasó la cocina se los fue poniendo, cruzó una última puerta y ya se encontraba recibiendo a unos clientes en la parte trasera del establecimiento.
Durante muchas horas atendió a los clientes que iban llegando a pedir cortes específicos de carne. No tardó mucho cuando su mamá también llegó a ayudarle, con sus pequeños regaños acerca de su puntualidad. Neil no ignoraba, pero pretendía acabar con las órdenes rápido para tener la tarde libre.

La carnicería del Abastor era el único lugar en el viejo Laroiss que surtía carne de todo tipo, desde los típicos cortes de Arketi, hasta la carne de Jolhmi que la consideraban la más fina en sus alrededores.
La tienda la abrió su madre hace muchos años junto con su primer y único marido, antes de que Neil naciera. Desde entonces su madre cuida el establecimiento junto a su hijo que lo crió para hacer los mejores cortes de carne de toda la villa. El niño creció y no le tomó el mal gusto a todo esto. Con lo cual él espera tomar riendas del negocio familiar e incrementar, algún día, las posibilidades de venta y exportación de la carnicería de Abastor, hogar de él y su madre.





El medio día cayó. La tienda era un desastre, Neil con su escoba trapeó todo el cochinero que habían dejado todos los clientes al obtener sus cortes y largarse con mucha prisa de la tienda.
Aunque Neil había vivido atareado toda su vida, él siempre encontraba reconfortarse con los detalles más diminutos, pero de mayor importancia para él. Aunque nunca haya conocido a su padre él es deseoso de servir a la unida y bonita comunidad de Laroiss; donde abundaban más los mercantiles que los niños, mucho más el pan y el vino que la gente rica y prepotente.

Sonó la campanada de la entrada; Neil miró tras el mostrador y vio caminar hacia él a su mejor amigo de toda la vida: Tedd McLorence; 15 años, la misma edad que Neil, sus facciones eran más maduras que las del joven carnicero, pero en sus ojos verdes tiene la misma mirada de emoción.

-¡Bonito mandil! –le gritó Tedd desde la entrada en tono de burla
-¡Calla! –Le gritó sin dejar de barrer -, llegaste más temprano de lo que te esperaba.
-¿Hablaste con Barry Jr? –le preguntó su amigo y se sentó en el mostrador.
-No puedes sentarte en el…
-Sí, sí, si… en el mostrador… -interrumpió Tedd -, como si no supieras que esto es parte de los gajes del oficio. La ley típica de los mostradores.

Neil lo ignoró.

-Sí. –Le responde –Hablé con él, dijo que lo tendría antes de las cuatro.
-Entonces dentro de poco. –pronunció Tedd y miró a Neil trabajando con la mirada baja. –Si realmente quieres que me baje del mostrador…
-Si, por favor.
-Está bien –Tedd dio un salto fuera del alcance del mostrador. Con una mano tomó una escoba y ayudó a su amigo a barrer todo el local. –Te tengo una sorpresa cuando se acabe el programa. –Hizo un preámbulo. –Estoy seguro que sabrás apreciarla de mi parte.
-Si es de tu parte seguro tendrá que ver con meternos en problemas –replicó el carnicero de mala gana.
-Pero no te enojes tanto, que bueno que somos amigos –ironizó, soltó una risa y dejó la escoba por un lado al ver que el local ya se encontraba bastante limpio. Dio un silbido y se secó el sudor de su frente, se volvió a Neil después de un rato –últimamente te veo más frustrado que de costumbre, ya casi ni te veo hacer bromas como antes.

Neil tomó sin mucho entusiasmo las dos escobas que habían usado y las guardó en un pequeño cuartito en la cocina. Luego con un movimiento de su mano invitó a Tedd a pasar a su casa.
Ambos caminaron hasta la sala.

-Lo siento Tedd, bueno la verdad no tanto –rió. –Sabes que yo soy así, a veces así… eso no significa que no aprecie las cosas que haces.
-¿Te preocupa algo?
-Si –dijo Neil sacando su abrigo. –El perderme éste episodio de Vidas al aire.

Tedd compartió una sonrisa y acto seguido corre tras Neil. Ambos abandonaron la casa y corrieron a todo lo que sus cortas piernas daban hasta llegar a la tienda de Barry.
Las tiendas ya estaban cerradas, todos los mercantes ya habían saqueado sus mercancías para al día de mañana volver a montar. La orden real les permitía vender bajo un estricto permiso de propiedad; cada esquina y cada local estaban bajo un registro permanente dictado por la familia real en lo más alto de toda la villa de Laroiss.

La tienda de Barry ya también estaba cerrada. Neil y Tedd llegaron, tocaron la puerta en código morse y Barry Jr. los dejó pasar mirando a ambos lados de la calle antes de cerrar la puerta muy lentamente.
Neil y Tedd fueron directo a la trastienda, momentos después entró Barry Jr. y cerró con unas persianas, dejando todo a oscuras; pero no por mucho tiempo, pues prendió una lámpara vieja y ante todos estaba el televisor en mejor estado que esa misma mañana.

-Lo reparaste –pronunció Neil, fue chitado por Barry Jr. al instante.
-Sabes que la reina no nos permite a nosotros vender después del canto de Feeing…
-Pero todavía no suena… -interrumpió Tedd al mismo tiempo que él fue interrumpido por el canto de Feeing.
Las trompetas del palacio real de Laroiss resonaron por toda la villa; no era ninguna novedad ya que todas las tardes entre semana sonaban con todas sus fuerzas como ultimátum para las calles. Cualquier persona que se viera rondando por las calles sería llevado hasta la corte real y sentenciado. Durante cinco horas ninguno podía salir ni vender nada, ni dejar que nadie entre a cualquier establecimiento. Por esta misma acción el verdadero ánimo de Laroiss está en sus mañanas y noches.
El canto como de mil pájaros dejó de sonar y prendieron la tele con el menor ruido posible.

-¿Por qué tanta prisa de ver Vidas al aire? –preguntó Barry Jr. sentándose en el suelo y mirando la televisión.
-Hablarán del “héroe” de Neil –pronunció sin mucho entusiasmo Tedd y se sentó al lado de Barry Jr.
-Nada más ni nada que Monihiant Xyay… -se calló y los tres pusieron mucha atención a la televisión.

Una voz femenina comenzó a decir:

Monihiant Xyay. Hombre del año, el rostro que nadie conoce pero que a todos nos inspira, apasiona. Hoy abre ya su fundación número 16 para ayudar a combatir la pobreza en el mundo. ¿Qué sabemos de él?

Es actualmente soltero.
¿Codiciado? Cómo no…. Si aparte de ser el hombre más rico del mundo no hay ninguna conversación casual en la que su nombre no se diga. Aparte de ser un fiel partidario de la política, gasta su dinero dentro de sus mismas fundaciones para no sólo crear lo que nosotros vemos como rocas en formas de pilares, sino que también actualice todas las instalaciones con la última tecnología. Actualmente el número de personas ayudadas y hospedadas en estos, ahora 16 centros, son de alrededor de 700.000.00 personas. De todas partes del mundo…

La voz continuó durante 15 minutos más a informar acerca de las nuevas políticas dentro de los establecimientos. Y de todos los planes futuros que el señor Xyay tenía contemplados.
Los ojos de Neil se iluminaron casi tanto como las ganas de Tedd de largarse de ese lugar; a él nunca le agradó Monihiant Xyay. Creía que era un hombre con demasiado poder, y él tenía ciertas inquietudes por ver como una sola persona podría usar tanto poder sobre un solo mundo.

-Estuvo genial –susurró Barry Jr.
-¡Verdad que si! –gritó el joven carnicero con emoción, al instante fue silenciado con un chito por su amigo.
-Yo creo que Monihiant Xyay es una farsa –articuló Tedd.
-¿Cómo puedes decir eso sabiendo todo lo que está haciendo? –mencionó atacante Neil.
-No lo sé, hay algo… ni siquiera lo conoce alguien. Todos hablan de él pero nadie lo ha visto –calló por un momento para sentarse en un banco en la trastienda -, digo, alguien tan importante como él debería aparecer en portadas de revistas, periódicos, películas, etc.
-Yo no sé mucho del tema –se incorporó Barry Jr. a la conversación –Pero cualquier persona que esté gastando su fortuna en las personas que lo necesitan y que todo eso esté abierto al público general, me hace darle mi visto bueno. Quizás nadie lo conozca, pero es como Dios… no faltan cosas en el mundo para creer.

Apagaron el televisor y esperaron sentados hasta que la noche cayó.

1 comentario:

  1. Te lo pondré entre comillas para diferenciarlo, ya que acá no hay negrita ni nada xD

    "Él limpiaba su estante, donde había aparatos antiguos de todo tipo; varían desde relojes de piso: alhajeros, calzado importado, lavadoras, candelabros, entre otras cosas"

    Si escribes en pasado, debes mantenerlo no mezclarlo con el presente.

    "un segundo campaneo se hiso cuando la puerta se cerró"
    HIZO

    "Neil la atrapó con una mano, se voltea por unos momentos para dar las gracias"

    Insisto: mezcla de tiempos.


    "al momento en que atraviesa la cocina se los va poniendo"

    y aquí vamos de nuevo....

    "La carnicería del Abastor es el único lugar en el viejo Laroiss que surten carne de todo tipo"

    y otra vez...

    "Sonó la campanada de la entrada, Neil miró tras el mostrador y ve caminar a su mejor amigo de toda la vida"

    Si pones que sonó la campana y el miró tras el mostrador, debes poner que vio caminar a su mejor amigo de toda la vida.

    "hiso un preámbulo y siguió barriendo"
    ZZZZZ

    Armando, me encanta de verdad como lo vas narrando. Está muy bien y con detalles, no aburren e incitan al lector a seguir leyendo, como siempre algo propio de tus obras.
    Lo que te falta pulir es lo de los tiempos, pero eso lo lograrás conforme vayas escribiendo más y más, recomiendo que antes de subirlo le des al menos tres lecturas... ya sabes :p
    Y los errores, y con la misma palabra... xDDD, en fin.
    Es todo por hoy, saludos

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